No es un relato erótico... sólo el recuerdo de una tarde maravillosa

Mientras el viento hacía volar tu cabello y golpeaba mi rostro... no podía dejar de pensar.

Caminando de espaldas... a tientas, contigo frente a mí... sin tratar de evitar ese contacto tan furtivo y ya inminente. Caí violentamente sobre esas sábanas rojo intenso que fueron cómplices y amantes de todos mis impulsos... cómplices mías y amantes tuyas.

Todo en perfecta armonía, así como el vaivén de las olas del mar... tu cuerpo, el mío; y tu voz en mi oído... dos corazones latiendo como uno sólo. Tus dedos recorrieron mi espalda como si de una tarea indispensable se tratara, al tiempo que mis labios besaban centímetro a centímetro tu cuello, tus hombros y tu alma.

Los detalles sobran, las palabras faltan... sólo sé que en ESE momento en que me abrazaste tan intensamente, te prendaste de mí para siempre; ya que abrazaste algo mucho más profundo que mi cuerpo.

La postal era lo más cercano a la perfección. El sol iluminando las espesas nubes, al mismo tiempo que se escondía entre los volcanes frente a nuestros ojos. Tu mano sobre la mía mientras las ventanas del coche abiertas de par en par me hacían sentir capaz de todo.

... mientras el viento hacía volar tu cabello y golpeaba mi rostro... no podía dejar de pensarte.